martes, junio 26, 2007

Ella


Desde hace varios días el frigorífico no levantaba cabeza.... sus sospechas se iban confirmando día a día. Él, grande y noble, uno de los monarcas, de los gerentes, del clan de los que mandan no podía estar siendo traicionado por una sensual y simple lavadora.


Ella, tan hermosa, con sus curvas redondeadas era capaz con un golpe de su mirada cíclope de volver locos a todos los elementos de la cocina. Ella era como ninguna, distinta a las demás... no era blanca sino naranja... tostada por el sol que le llegaba desde la ventana que da al parque. Pestañeaba su rum rum semanal de manera sigilosa con unos pasos perfectamente calculados para dejar su jabonosa presencia cerca del ámbito celestial todos y cada uno de los días de l semana, hasta en ésos tan complicados como el de limpieza del congelador que se hacen tan difíciles para el gran frigorífico.

El resto de personajes de la cocina eran testigos de cómo ella era una provocadora nata, una sensual espía, una mata-hari de los electrodomésticos. Aunque siempre estaba resguardada por su hermano mellizo, el lavavajillas; éste no era el más listo del lugar... es de los que están fuertes, son medio grandes pero que no pueden dilucidar ni un mínimo pensamiento coherente... los pequeños, la tostadora y la batidora, se juntaban por las tardes a saltar en su tapa y le ponían mostaza donde el jabón mientras él dormía la siesta... El resto se moría de risa porque el lavaplatos, siempre tan rápido de respuesta, tardaba horas en darse cuenta de la travesura de los pequeños; ésto hacía que fuera mucho más divertido, porque cuando todos ya habíamos olvidado la travesura, él se enfadaba mucho y nos hacía morirnos de la risa con su mirada despistada.

Nada hacía presagiar el desastre amoroso que se estaba forjando entre nuestras baldosas de cenefa azul. El monarca siempre alerta y presidiendo la cocina, daba instrucciones para mantener el orden entre esta comunidad ... y ella, la bella, la traidora, el cíclope, mantenía su sonrisa perpetua esperando a que el microondas... ese extranjero que había venido a estudiar una beca y que al final se quedó, le mirara con esos rayitos naranjas que sólo él sabe desprender. La bella se había enamorado y no del monarca, no del rey, no del grande, del fuerte, del poderoso, no. Se había enamorado del pequeño, simpático y manejable bufón físico.


Todo esto era un secreto hasta anoche... cuando la tormenta... desde la ventana oímos cómo los rayos caían cerca de donde estábamos y nosotros aún enchufados a nuestra corriente nos moríamos de miedo por lo que pudiera pasar. Ninguno estabámos seguros. Hasta que ocurrió el desastre... uno de los hechos más terribles que hemos visto en la cocina. Uno de los rayos entró tan cerca que se incrustó en la corriente de la Bella y cerró su ojo para todos. El rey, en un acto desesperado intentó acercarse a ella pero al ser tan pesado no pudo moverse por todo lo que contenía... mientras que el pequeño extranjero de un salto se lanzó hacia ella para darle el calor naranja que sólo él podía y en ese momento todos descubrimos la verdadera trama que había estado sucediendo durante todo este tiempo. Y es que a todos nos pasa, y es que como decía áquel, la vida es como un tiovivo, nos enganchamos con corriente y sin ella no de los más grandes, ni los más fuertes, sino de los más inesperados.

miércoles, junio 20, 2007

miércoles

Mírame a los ojos. Clávame tus uñas. Aspira el aire que me sobra de tus pupilas. Dime que sí. No me sueltes. Acaricia mi cara. Alumbra mis pesadillas. Cuéntame un cuento y déjame dormir en tus pestañas. Manipula mis deseos, mis miedos, mi pasado. Ven a buscarme. No te vayas. Hazme cosquillas. Escribe en mi espalda tu carta de deseos a los reyes que yo les pediré tu vida en la mía. Caliéntame el invierno. Mójame de ti al despertar, siempre que abra los ojos. Tómate un café conmigo, con doble de azúcar. Hazme reir con tus sonrisas. Déjame dormir en tus labios. Déjame despertarme entre tus piernas. Déjame morir besando. Cambia la luna por el sol de primavera, luminoso y templado al baño maría. Mantente cerca de mis pasos. Agárrame si no caigo. Álzame que no llego a tu belleza. Vuélveme loca, sorda, de ti. Abrázame si no sonrío. Dame un pulmón. Cuélgalo en mis ojos. Gira el mundo a un lado cuando estés cerca. Arranca los pistilos de mis deseos. Escribe para mí. Amanece en mis relatos. Marca tu territorio. Conviérteme en gato, independiente y casero. Lava mi alma con sudor de tus axilas. Camina en mis piernas de puntillas, en silencio… que nadie te oiga. Abre la cerradura de mi vida. Escóndete de mi alma. Sácame del limbo. Llámame a gritos. Piensa en mí. Peina mis dedos en tu pecho. Crucifícame en tus brazos. Sujeta mi boca con tu cuello. Átame a ti. Rompe mi corazón a brazadas. Nada hasta él. Hunde tu pelo en mi aroma. Mastícame. Suplícame otro día más. Alimenta mis noches. Mantén la calma. Ponme a secar. Alójame en tu vida. Castiga mi pasado. Despierta mis sentidos. Dime que soy lo mejor de tu pasado. Márcame los pasos. Sigue mi ritmo. Pasea mi libertad. Ilumina mis mañanas. Muerde mi piel. Lame mi alma. Calca los días felices. Corre a por mis palabras. Sílbame besos.

Fóllame el alma.

Me

lunes, junio 11, 2007

sábado, junio 09, 2007

Lecciones

" España no ha ganado nunca la Copa del Mundo de Fútbol. En el momento decisivo, por culpa de los árbitros o de la mala suerte, nuestra selección siempre es eliminada. La realidad se parece mucho a esa jugada en la que nuestro delantero falla un gol cantado o el defensa contrario mete la pierna y saca la pelota cuando está a punto de entrar en la portería. Así es la realidad, una caja de sorpresas, una competición sorprendente de trucos de magia, una sopa de ilusiones y desengaños que se enfría en la cuchara cuando vamos a tomárnosla. Por eso resulta tan importante la imaginación, porque podemos ajustarle las cuentas a la realidad, salirnos con la nuestra, controlar los posibles finales de la jugada, hacer que los balones entren en la portería y que los dardos den en el centro de la diana, para que se abran todas las puertas y todos los peligros se resuelvan con un beso, un largo beso de amor. Imaginar significa hacernos responsables de la realidad, corregirla, entretenernos con ella, sacarle partido a los ojos del pensamiento. El pensamiento también tiene ojos, y cuando aprendemos a mirar con ellos empezamos a ver las cosas que sólo viven en las ciudades de la imaginación.


Las palabras son como una diana y un dardo, como una caja de cartón y una pelota, objetos que nos ayudan a jugar y que nos permiten vivir en las ciudades de la imaginación, ajustándole las cuentas a la realidad. Pero cuidado, piensa que si quieres ser poeta deberás hacerte responsable de tus imaginaciones. A veces resulta difícil vivir en el lugar adonde nos lleva la imaginación. Y es que aprender a imaginar no significa solamente inventarse fantasmas, brujas y marcianos.


¿Qué le has regalado a tu madre por su cumpleaños? ¡Un frasco de colonia! Pero, ¿cuántos frascos de colonia tiene tu madre? Por lo menos cuatro o cinco, porque casi todo el mundo le regala colonia a las madres en su cumpleaños. Vamos a jugar con la imaginación para ver si se nos ocurre otra cosa.


-¿Qué le regalarías a la luna por su cumpleaños? -
Una buena noche, sin nubes en el cielo, para que pudiera brillar casi tanto como el sol ( o por lo menos como una bombilla).



- ¿ Y qué le regalarías a una señal de tráfico? -
Un abrigo, porque en las esquinas de las calles hace mucho frío y es una lástima que las señales de tráfico se pasen las noches tan desnudas y tan quietas.



¿ Y a un árbol? -
Pues creo que una cena en un restaurante de lujo, con muchos platos para elegir y postres riquísimos. Lo de alimentarse a través de las raíces debe ser muy aburrido, casi tanto como el comedor del colegio. Supongo que los árboles estarán aburridos de comer siempre la misma tierra, con el mismo sabor a minerales y a barro



¿Y a un recuerdo, qué le regalarías a un recuerdo por su cumpleaños? -
¡A un recuerdo! No lo sé, déjame que piense… A un recuerdo le podríamos regalar un trozo de tiempo, para que volviese a vivir en el presente. A los recuerdos hay que regalarles una caja de cristal llena de tiempo.



Has tenido unas ideas estupendas. En su próximo cumpleaños, le puedes regalar a tu madre una noche, un abrigo, una cena y un trozo de tiempo.



Eso es difícil porque yo no tengo dinero para pagar una cena y un abrigo, y además el tiempo y la noche no pueden comprarse.



Imagínate que hablas con tu padre, le compráis un abrigo a tu madre, que ya lo va necesitando porque el suyo está viejísimo, y luego te ofreces a cuidar de tu hermano pequeño todo el tiempo que haga falta para que salgan los dos solos a cenar a un buen restaurante.



Yo no tengo edad todavía para hacer de canguro.


De verdad? Pues tendrás que pedirle ayuda a tu hermano mayor, a tu tío o a tu abuela.


Espera, espérate un momento, ¿me estás diciendo que haga de canguro sin cobrar?


Sí, y también que te fijes en el abrigo de tu madre, que hables con tu padre, que pienses en ellos, que sientas a tu hermano pequeño como una responsabilidad tuya.


Vaya, no sé si me gusta este juego.
Empezamos imaginando lo que le regalaría a la luna por su cumpleaños y acabo haciendo de canguro gratis.


-Tú verás, yo sólo te aviso de que si quieres ser poeta tendrás que responsabilizarte de tus imaginaciones. La imaginación es tan real como la realidad.


- Ya lo veré. -

Ya lo verás, si aprendes también a mirar con los ojos del pensamiento. "


" Lecciones de poesía para niños inquietos". Luis García Montero