Firmé con fecha de 7 de noviembre y la guardé en una carpeta para mí, porque no creo que te la enseñe nunca. Es increíble lo que cuesta decirte o mostrarte lo que te quiero si cuando llegas a casa te saludo con ese aire de indiferencia que he decidido brindarte porque mis sospechas de los últimos meses me están destrozando por dentro.
Sonríes y me das un beso en la frente, dejas la cartera encima de la silla y me dices que te vas a dar una ducha, que cuando salgas preparamos la cena juntos, que qué me parece una pasta con salmón y nata. Asiento guardándome las lágrimas dándote la espalda, te digo que no tardes y que cojas la toalla del armario del pasillo. Hoy estás especial, te noto como antes y creo que voy a aprovechar el momento.
Suspiro. Me levanto del sofá y voy hacia la cocina, abro el armario y cojo la pasta de lacitos de colores que pongo a hervir en una cazuela mediana. Oigo como cae el agua por el desagüe. El ruido me lleva a quitarme la ropa, tirarla en cualquier centímetro cuadrado del suelo del salón y entrar sigilosamente en tu ducha. Te has asustado porque tienes los ojos cerrados pero la sorpresa te ha gustado porque me besas después de expandir la sonrisa más natural que te he visto en mucho tiempo. Me levantaste en brazos y yo enrosqué mis piernas en tu cuerpo. Comenzamos a follar el mejor polvo de los últimos meses. La saliva se mezclaba con el agua que caía encima nuestro.
Cuando salí del baño rodeada por el albornoz y el pelo goteando fui a ver como estaba la pasta. Se había pasado un poco pero me dio igual. Me giré para ver qué cara traías cuando salías del baño. Sonreías. Tus ojos estaban brillantes. Seguro que ella folla mejor que yo. Soy una estúpida, no tenía que haberlo hecho pero tengo que recuperarle como sea.
No, no estoy seria. No sé por qué dices eso - te contesté. En ese momento sonó un mensaje en tu móvil. Tu no te inmutas y continúas picando la cebolla. Te miré de soslayo y vi que estabas concentrado en no cortarte. Por qué no miras quién es. Es porque sabes que es ella, ¿verdad?, por qué no lo miras eh- le dije no de muy buenos modos- No estoy diciendo tonterias, lo que te saca de quicio es que te haya descubierto tan pronto, ya te lo llevo diciendo tres meses y no entiendo porque eliges de una vez claro, ahora después de un polvo no eres capaz de mirarme a la cara y decirme que me dejas y que te marchas, ¿verdad?. No estoy paranoica, no me vuelvas a decir eso. No te marches. ¡¡¡No te vayas!!!. Te encerraste en tu despacho con un portazo, tu falta de cariño y tu desprecio me hizo lanzar contra esa puerta que has hecho que nos separe el cuchillo que estabas usando para cortar la cebolla. Con el corazón latiéndome a una velocidad que incluso me asusta me dirijo a tu chaqueta y miro tu móvil mientras lágrimas no paran de caer por mis mejillas, lo desbloqueo, menu, mensajes, bandeja de entrada, "La reunión de mañana la dejamos para las 11:30. Gracias. David". Mierda.
No puedo parar de llorar y me marcho a la cama. Necesito dormir y aunque no paro de llorar intento contener la respiración para oir tus pasos y tus movimientos.
Abro los ojos. Tengo la boca seca y los ojos legañosos de tantas lágrimas. Miro el reloj, son las 2:17 y no estás a mi lado. Me levanto de la cama para ir a la cocina a beber agua y ver si estás en casa. Al abrir la puerta del salón noto un olor extraño pero dulce. Enciendo la luz y veo toda la habitación llena de cientos de rosas. Te sientes culpable, me quieres, me pides perdón. Te veo en el sofá tumbado y me lanzó contra ti a darte mil besos. Me gritas que qué hago, estás aturdido, me gritas que estoy loca. Yo no puedo parar de darte besos y decirte que te perdono, que no volverá a ocurrir y que juntos superaremos esto. Me apartas de tu lado y me dices que te deje dormir, que tienes que madrugar. Te pido que vengas a la cama.
Llevas serio conmigo 3 semanas, desde que pasó lo del mensaje del móvil. Te he dicho varias veces que lo hablemos pero no has querido contestarme. Sigues enfadado y al día siguiente te llevaste las rosas antes de que me despertara. Por la mañana ya no estaban. Cada tarde poco antes de las 20h coloco el sofá mirando hacia la puerta de entrada a la casa. Miro la puerta durante horas esperando que aparezcas por la puerta. Ya hace 3 horas que has salido del trabajo. Te llamó al móvil. "¿Cuándo vienes?... ... Cómo que estás reunido pero si son las 21h... ... no me digas que estás en una reunión ahora porque no hay quien se lo crea... ... no son las 11h de la mañana son las 21h... ... " Me has colgado. Una vez más.
No puedo perderte. Sé que estás con ella. Lo sé. Estoy segura, pero en cuanto me veas te volverás a enamorar de mí. Cojo mi abrigo y salgo de casa, alargo el brazo pidiendo un taxi, le pido que me lleve a la dirección de tus oficinas... ¿Y si estás con ella en tu despacho?... Llegamos, salgo del taxi, y espero a que venga el ascensor, le doy varias veces al botón, vuelvo a apretar, por qué tarda tanto, vuelvo a darle varias veces. Me da igual que la gente se mire entre ellos con cara de incertidumbre, tengo prisa y este ascensor está roto. Vuelvo a apretar el maldito botón cuando llego. Al 9º. Entro en tu empresa, voy corriendo por los pasillos y entro en tu despacho abriendo la puerta con fuerza. Quiero pillarte. Quiero que te des cuenta de que no soy estúpida. Abro la puerta y te veo con dos señores cincuentones de traje. Me gritas: "Alicia, qué haces aquí, por favor!!". Yo no estoy segura de haber visto lo que he visto, seguro que ella está debajo de la mesa escondida y estos dos amigos le están cubriendo. Si es que todos son iguales!!!! Seguro que le han avisado desde abajo... si es que el ascensor ha tardado mucho... Me empujas y me echas del despacho, me metes en una habitación y me dices que qué hago, que si me he vuelto loca. Te digo que no me engañas, que sé que está escondida, que todos son cómplices para cubrirle. No sé por qué me abrazaste tan fuerte mientras repetías que me tranquilizara, que todo iba a ir bien, que me quieres y que estarás conmigo... Tus palabras suenan tan dulces como siempre que me relajan. Lloramos juntos abrazados en aquel despacho.
Ya en casa estamos juntos. Yo estoy tumbada en la cama, dormitando. Te oigo hablar en el salón, murmuras y casi hablas en susurro. No soy capaz de oir lo que dices. Salgo de la habitación y en cuanto me ves, dices que he salido que luego le llamas. Me dices que tenemos que hablar. Yo te digo que te quiero, que lo intentemos de nuevo... Me dices que no estoy bien, que me quieres y que quieres que todo esté bien. Me preguntaste por la maldita palabra. Lo volviste a hacer. La has vuelto a mencionar. Quieres volver a hablar de la puta palabra, te dije que no quería volver a oirla. No No No No No ... No quiero tomar más clozapina. No estoy mal. No es verdad lo que dices. Las rosas sí estaban en el salón, tú las pusiste ahí, no digas que fue mi imaginación. Cómo que crees que tengo que ingresar otra vez. Lo haces para estar con ella. No, no me toques... No me digas que la esquizofrenia está yendo a más. Yo no estoy enferma. Yo no quiero drogarme... Eres un mentiroso, no me digas que me quieres, deja de llorar que no me creo tus lágrimas. Cómo que has firmado el qué... qué dónde voy... no yo no voy sin ti a ningún sitio... no me toques... Vete.
Entraron dos enfermeros y me dijeron que me tranquilizara, que era por mi bien. Yo de pronto estuve más tranquila que nunca ... fui al cajón, cojí la carpeta y le di a Martín 35 folios con todos los escritos para él. Al final sí te los di:
"Destripo los colores del arco iris para mantener los kilómetros en perpendicular al tiempo que nos separa desde el día que naciste hasta el que nos conocimos. Mortifico los segundos en los que sólo pertenecías como cifra a los miles de millones de personas del mundo y estás ahí, solo a un par de carreteras de distancia.
No puedo evitar el tiempo que queda para que estemos juntos de nuevo. Maldigo el tiempo que pierdes al respirar lejos de mi nuca cada mañana. Separo las pestañas con rimel para tener más espacio para fijar mi mirada en ti y no perderme ni uno sólo de tus movimientos... Cuando esté fuera de estas paredes blancas el mundo volverá a ser normal y volveremos a ser dos..."