martes, octubre 24, 2006



Como cada mañana salgo a primera hora cargada con el bolso y sus mil artilugios, la mochila con la ropa para después ir a correr y la bolsa con la comida de la oficina. Caminaba por las calles mojadas por la lluvia que ha caído durante toda la noche. Veo pocas personas, alguna madre con su hijo andando a paso muy rápido y sin compartir ninguna palabra. De pronto, una de esas madres silenciosas chocó conmigo con tal fuerza que me dejó mirando el suelo con cara de incomprensión. "Perdona" - Oí que se marchaba cuando dirigí mi mirada hacia la madre silenciosa que no se percató que se llevaba puesto mi hombro colgado de su gabardina pendiente de un hilo. "Eeeeh... Oiga", grité. Pero ella y su hijo silencioso se metió en un taxi, mientras vi como mi hombro se marchaba encogido con resignación.

Sentí ganas de llorar. Rápidamente decidí poner un anuncio en la prensa intentando recuperar mi hombro.

"Hombro Perdido. Gran valor sentimental. En la superficie tiene los besos que anoche él me puso, que aún estaban frescos. Por favor, devuelvanmelos. El resto pueden quedárselo."

1 comentario:

María Esquitin dijo...

Las prisas no son nada buenas, te roban cosas en silencio, y no te das ni cuenta.